No sé si soportaré
un video más de alguien arrojándose un cubo de agua en la cabeza. Si no toman
las autoridades cartas en el asunto, al menos deberían hacerlo los fabricantes
de barreños. Hay gente como yo mismo que le está cogiendo tal manía a la broma
que nos sale urticaria con solo ver un balde, que es que veo una cubeta de La
Sureña y me dan ganas de echarle los seis quintos por encima a alguien, sin
quitarles la chapa ni nada.
Ya sé que la intención es noble, que es una
forma original de recaudar fondos para una buena causa. Pero precisamente lo
que la mata y la invalida es lo original. Estoy convencido de que Dios nos echó
del paraíso no por el pecado original sino por pecar de originales. Es decir,
que esto viene de antiguo. Del Antiguo Testamento. Imagino la cara de Eva la
primera vez que su marido se presentó en casa en calzones, preguntándole
escandalizada, ¿pero qué es eso con lo
que tapas tu aparato reproductor masculino propio de los mamíferos?, a lo
que Adán respondería más o menos así: basta
de ir en pelota picada como un animal cualquiera, de ahora en adelante seremos
originales. Y de ahí a llegar a la moda de los selfies era solo cuestión de
tiempo.